La piel es el órgano más extenso del cuerpo humano y por lo tanto siempre se encuentra expuesto a sufrir daños o afecciones. Algunas de estas afecciones a pesar de no significar un riesgo para la vida o la salud de la piel si causan bastantes molestias a quienes las padecen. Tal es el caso de la queratosis pilaris, también llamada “piel de gallina” o “piernas de fresa”, esta afección se caracteriza por la aparición de pequeños bultos en la piel, resequedad en la zona afectada y picor. Esta enfermedad no se le conoce una causa certera y no es curable, sin embargo se pueden seguir ciertos consejos para controlarla y mejorar la apariencia de la piel.
La queratosis pilaris ocurre cuando la hormona llamada queratina (responsable de proteger la piel contra daños) se produce de forma excesiva y crea un “tapón” en los folículos de la piel, esto genera la aparición de pequeños bultos en zonas como los brazos, piernas, muslos y mejillas. El color de dichos bultos va desde un tono muy parecido a la piel en personas de tez clara a un color oscuro y más evidente a simple vista en personas de tez oscura. Se desconoce el por qué la queratina se produce en exceso, sin embargo los especialistas de la piel la asocian con factores hereditarios y otras afecciones como dermatitis atópica. También resaltan la influencia del clima, evidenciado que en invierno esta afección empeora por la tendencia de la piel a resecarse.
Puede aparecer en cualquier edad aunque es más común a partir de los dos años, durante la adolescencia y durante procesos como el embarazo o el post-parto. Para su diagnostico, el médico especializado debe observar la piel afectada y evaluar los síntomas. No es necesario realizar una prueba.
Para su tratamiento se recomienda ser constante ya que, como antes se mencionó, esta afección no tiene una cura permanente pero si se pueden tomar ciertas medidas para mantenerla controlada y mejorar el aspecto de las zonas afectadas. Algunas de estas medidas incluyen:
Hidratarse: la hidratación es la principal manera de combatir esta afección, luego del baño se recomienda aplicar una crema hidratante que contengan ácido láctico o ácido glicólico o una especializada para pieles sensibles, pueden utilizarse también aceites naturales como el de coco, de almendras o de vitamina E, se recomienda aplicar el producto de hidratación elegido al menos dos veces al día para obtener mejores resultados.
Exfoliarse: La exfoliación consiste en remover las células muertas de la piel ya sea de manera física o química. Los exfoliantes físicos tales como cepillos, esponjas o cremas exfoliantes se pueden utilizar una vez por semana y de manera suave, siempre debe tenerse cuidado con no usar exfoliantes demasiado agresivos o puede producir el efecto contrario al lastimar la piel. Los exfoliantes químico como cremas o serums con componentes ácidos tienen un efecto más profundo y duradero en la piel ya que sus componentes ayudan a disolver las células muertas y el exceso de queratina.
Tratar la piel con suavidad: esto aplica desde evitar bañarse con agua muy caliente (elimina los aceites naturales de la piel y mantiene la resequedad) hasta no utilizar jabones demasiado abrasivos que puedan resecar más la piel. Evitar rascarse o reventar los bultos ocasionados por la afección y secarse la piel suavemente luego del baño. Para esta afección es esencial recordar que se debe evitar al máximo cualquier cosa que genere un daño en la piel. La constancia con el tratamiento resultará clave para obtener mejores resultados.
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